|| El Real Madrid se clasificó a los cuartos de final del Mundial de Clubes al ganar 1-0 a la Juventus de Turín en Miami

El Real Madrid se clasificó el martes para los cuartos de final del Mundial de Clubes al ganar 1-0 a la Juventus de Turín en Miami, en un encuentro que resolvió con un tanto del canterano Gonzalo García Torres, revelación de los merengues en este torneo.

En el día del regreso de Kylian Mbappé al equipo, el chico de 21 años marcó de cabeza el único gol del encuentro en el minuto 54, premiando el dominio del Real Madrid ante una Juve que fue de más a menos.

De inicio los bianconeri cedieron el balón al Madrid, que no supo muy bien qué hacer con él. Tocaban y tocaban los merengues en torno a Arda Güler, de banda a banda, en busca de un hueco que no se abría.

Los italianos, bien cerrados atrás, podían vivir perfectamente sin la pelota. De hecho, suyas fueron las mejores ocasiones del inicio. La estrategia era clara: robar y buscar enseguida al mediapunta Kenan Yildiz.

El turco, de apenas 20 años, como su compatriota Arda Güler, se movía entre líneas con la agilidad de un bailarín.

En una de sus primeras intervenciones, filtró un pase a Randal Kolo Muani, que se plantó solo ante Thibaut Courtois y mandó su vaselina justo por encima del travesaño.

Yildiz, otra vez él, aceleró poco después y lanzó un derechazo desde la frontal del área que rozó la escuadra de Courtois tras tocar en Aurelien Tchouameni.

El Madrid tenía la posesión y la Juve las ocasiones. Los de Xabi Alonso apenas generaban peligro. Demasiado lentos o imprecisos en las transiciones, con un Vinícius voluntarioso pero poco inspirado.

Hubo que esperar la media hora de juego para ver una primera aproximación peligrosa de los merengues. El uruguayo Federico Valverde encontró a Jude Bellingham con un centro raso al primer palo, y el inglés vio como Michele Di Gregorio, rápido de reflejos, repelía su tiro a bocajarro con la pierna derecha.

La ocasión animó al Madrid, que terminó más fuerte la primera parte. Valverde soltó un zapatazo desde el balcón del área, obligando a Di Gregorio a estirarse para desviar a córner. Y Trent Alexander-Arnold mandó un centro desde la línea de fondo que no encontró rematador.

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