
Horas antes de su deceso, el Sumo Pontífice participó en la celebración del Domingo de Pascua conocido por los católicos como Domingo De resurrección y recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil, aclamado por más de 60 mil feligreses.
En una especie de despedida, impartió la bendición «Urbi et Orbi» e hizo un llamado a la paz mundial, al desarme global y a la liberación de los presos.
Sus últimas palabras fueron “¡Buenas Pascuas!”, mientras avanzaba entre la multitud, abrazando a niños y bendiciendo a los enfermos.


Deja un comentario