Es necesario leer a Juan Gelman

Por: Omar Lavalle

«En el mes de mayo, la Universidad Veracruzana celebró la Feria Internacional del Libro Universitario, en la que se invitó a diferentes escritores e intelectuales de países como Uruguay, Chile y España. Se compartieron sus libros, sus pensamientos y sus opiniones referentes al tema central de la FILU de este año: el exilio.

Es necesario leer a Juan Gelman porque en nuestro país hemos vivido durante años una situación de violencia que no cesa a pesar de los gobiernos que nos lideran. Porque nuestro país adolece de problemas como el crimen organizado, narcotráfico y corrupción. Los problemas que experimentamos, se asemejan a lo vivido en otros países latinoamericanos, y posiblemente sin cambios de fondo en las estructuras sociales, persistirán.

El escritor nos propone entender estas realidades a partir de su poesía, de su discurso y porque vivió en carne propia este sufrimiento. Amalgamó la vida con los libros, la poesía con la vida, la poesía con el sufrimiento. El escritor argentino vivió y transportó el exilio a la letra. Datos importantes de él abundan en las biografías; ganó el Premio Cervantes en el año 2007, fue periodista, columnista, miembro de movimientos comunistas y, desde luego, poeta.

El llamado “expresionista del dolor” con su Carta abierta a mi nieto manifestó su postura (con un toque poético) sobre la terrible situación que vivió Argentina en 1976 por el golpe de estado propiciado por Jorge Rafael Videla. Con él y su llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, las y los argentinos vivieron años de desapariciones forzadas, secuestros y asesinatos.

La nieta del escritor fue una de las 30 mil personas desparecidas (aproximadamente, porque nunca se tendrá el dato real) en ese período de gobierno. Hasta el año 2000, Juan Gelman se reencuentra con su nieta Macarena, gracias al apoyo de la organización “Abuelas de la Plaza de Mayo”, cuyo objetivo era localizar a los desaparecidos y ayudar a las familias a obtener pistas sobre su posible paradero.

El activismo político de ciertos escritores los llevó al exilio. Tales fueron los casos de Mario Benedetti, Gabriel García Márquez, Cristina Peri Rossi, Augusto Monterroso, Eduardo Galeano, el propio Juan Gelman, entre otros. Fue precisamente a través de la escritura que pudieron expresarse y emitir sus opiniones, pudiendo ser portavoces de miles de personas que murieron, pelearon y quisieron hacer algo más para defender sus países.

Para defender una postura, una ideología, una vida. Los escritores pueden convertir todo ese cúmulo de pensamientos en letras que, plasmados en los libros, son un “arma” difícil de abatir. Juan Gelman utilizó su letra para defenderse, para defender a otros y para encontrar un espacio donde resonará su voz. En sus palabras, él se sentía un extranjero en su propio país, encontrando en el nuestro la libertad.México ha sido un lugar que ha albergado a diversos escritores que han tenido que salir de sus países, a pesar de que hemos sido denominados por Mario Vargas Llosa, como “La dictadura perfecta”. Sin embargo, en nuestro país lleno de desigualdades, construido por millones de mexicanos que luchan diario por sobrevivir, en el que se exalta nuestra cultura y biodiversidad, pero se recrimina nuestra inseguridad, también se ha apoyado la carrera de diversos escritores mediante las diferentes editoriales que en el “boom latinoamericano” publicaron sus libros.

Este país a pesar de tener una democracia que se disfrazaba de dictadura, adaptó a escritores que venían, precisamente, de otras dictaduras.Juan Gelman toca en toda su obra temas que son relevantes para entender el exilio, las dictaduras, los problemas sociales, la justicia. También nos permite adentrarnos, en parte, a sus sentimientos, a sus poemas de amor, de nostalgia, de melancolía. Dos de sus grandes obras Carta abierta a mi nieto y Carta a mi madre, profundizan en el sentimiento de estar lejos de su país, de su nieta que no conoce y no sabe si conocerá, de su madre que muere de cáncer en 1982, mientras él vivía el exilio en México.Hoy, nuestro país tiene miles de exiliados que cruzan el Río Bravo, que cruzan la frontera, para la búsqueda de mejores oportunidades. Con la gente que ha desaparecido, con los problemas sociales que imperan y con la esperanza de un mejor futuro, la prosa de Juan Gelman representa un bálsamo para entendernos y comprendernos, para empatizar con los argentinos, con los colombianos, con los mexicanos, con todos los latinoamericanos.

La voz de Juan Gelman y sus poemas son atemporales, porque quizá el sufrimiento nos envuelve siempre en su manto, porque la esperanza también se postra (aunque Cortázar dice que esta le pertenece a la vida) como una revelación en cada oportunidad que se nos presenta, en cada derrota, en cada fracaso, en cada éxito. Por eso es necesario leer poesía, leer la que escribe Juan Gelman, el hombre que sufrió y vivió para escribir y representar la voz de desaparecidos, de exiliados, de guerrilleros, de ciudadanos, de todos, porque en estos tiempos de incertidumbre, la poesía puede ser lugar donde podemos vivir nuestro exilio.»

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